jueves, 15 de noviembre de 2012

Paraíso o infierno terrenal?

Si escogiéramos a 10 personas en una habitación, probablemente 8 de ellas, o me atrevo a decir 9, no vivan su vida de la manera en que la planearon. No ponen sus corazones, ni sus esfuerzos o dedicaciones, en la mayor parte de las cosas que hacen a lo largo de su paso por este mundo y, por lo tanto, carecen de valor. Modernidad es ya no tener tiempo para pequeños gestos y demostraciones de cariño que le agreguen un poco de color a nuestra triste existencia. Las palabras no tienen valor, tienen el amor que pongas en ellas. La vida es corta y llega un momento en el que escuchaste tantas veces esa frase que terminas por asimilarla como una premisa vacía, tanto que te olvidas de lo que verdaderamente quiere decir. Pero es corta de verdad, ¿Cuántos años tenés? ¿No era ayer cuando empezabas a aprender? ¿No era ayer cuando entendiste por primera vez el amor y el dolor? El tiempo no pasa, no se pierde, el tiempo no está, ni es, el tiempo ya se ha ido y no te esperó. A medida que vas creciendo los esquemas que formaste con esmero a lo largo de los años se desmoronan, a medida que los años pesan como una mochila insostenible la vida pierde sentido, a medida que el tiempo se aleja la vida es más dura. Y aquellos que te quisieron, ya no te quieren, y los que prometieron quedarse, ya no están, nunca estuvieron. Y te limitas a sonreír, a seguir caminando, porque "no importa qué, hay que seguir adelante", mientras reservas lágrimas que no podrás contener en momentos más complicados; ¿momentos más complicados que estos?

Cada día nos abandona gente que jamás dejó de sonreír. Gente que tuvo problemas de sol a sol, de luna a luna, que le faltó diversión, que le faltó ayuda, compañía y muchas veces consuelo. De lo que estoy segura es que esas personas no olvidaron sus problemas, ni la crudeza de la vida, de la realidad, del tiempo, del sufrimiento. Pero estoy segura de que esas personas sonreían porque consiguieron no olvidar lo importante, porque fueron más fuertes que el tiempo y supieron decirle sí a la vida, con todo lo que ella conlleva. 

Nos hacen creer que la vida es fácil y maravillosa, que vale la pena, y que la muerte es triste, que hay que temerle...  que de la muerte no hay que hablar. Lo que es duro es la vida, a lo que yo le tengo miedo es a ver mi juventud pasar, a mirar atrás y pensar que esos tiempos eran mejores que los corrientes, a no presenciar la realización de mis sueños. Lo que cuesta es vivir sin renunciar, es vivir sufriendo para morir con serenidad, amando y con una sonrisa sincera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario